La inteligencia artificial automatiza tareas repetitivas como clasificación de correos, agendamiento, extracción de datos, redacción inicial de documentos y generación de reportes, liberando tiempo para funciones analíticas y de coordinación. Surgen roles que supervisan flujos automatizados, validan información y diseñan procedimientos. Los perfiles administrativos deben aprender a usar asistentes de IA, crear prompts, revisar sesgos y asegurar la calidad de datos. La IA mejora tiempos de respuesta, trazabilidad y servicio al cliente, pero exige habilidades de interpretación, ética y ciberseguridad. Adaptarse implica formación continua y combinar criterio humano con tecnología.
