Para destacar en este rol, necesitas combinar habilidades técnicas específicas con competencias comerciales y de comunicación. Las empresas buscan profesionales que puedan traducir información técnica compleja en beneficios claros para el cliente.
Habilidades blandas:
- Comunicación asertiva: Fundamental para explicar conceptos técnicos complejos de manera comprensible y persuasiva.
- Relaciones interpersonales: La capacidad de construir confianza con clientes es clave para el éxito a largo plazo.
- Persuasión: Habilidad para influir en las decisiones de compra basándose en argumentos técnicos sólidos.
- Flexibilidad y adaptabilidad: Para ajustarse a diferentes entornos industriales y necesidades cambiantes.
Habilidades duras:
- Conocimientos técnicos específicos del sector (industrial, médico, farmacéutico, etc.).
- Dominio de técnicas de venta consultiva para ofrecer soluciones, no solo productos.
- Manejo de TIC y herramientas digitales para gestión comercial y presentaciones técnicas.
- Análisis de necesidades para identificar oportunidades y proponer soluciones adecuadas.
