La recreación activa implica movimiento físico o esfuerzo corporal, como practicar deportes, bailar, nadar o hacer senderismo. En cambio, la recreación pasiva se enfoca en actividades de descanso o entretenimiento sin gran exigencia física, como leer, ver películas o asistir a eventos culturales. Ambas son importantes para el equilibrio personal: la activa fortalece la condición física y la salud, mientras la pasiva favorece la relajación mental. Combinar ambas formas permite una recuperación integral del cuerpo y la mente, fomentando bienestar y productividad en la vida diaria.
