El mantenimiento locativo abarca intervenciones menores y recurrentes en infraestructura física: pintura, resanes, cerámicas, impermeabilización, puertas, cerraduras, vidrios, techos, drenajes, luminarias, enchapes y mobiliario. Su objetivo es conservar la estética, seguridad y funcionalidad de espacios, evitando deterioro mayor y costos posteriores. Se gestiona con rutinas periódicas, inspecciones visuales, listas de chequeo y prioridades por riesgo. Requiere herramientas básicas, EPP y cumplimiento de normas para trabajos en altura o eléctricos. Documentar en GMAO, programar por zonas y coordinar con ocupantes minimiza interrupciones y mejora la experiencia del usuario.
