Las habilidades blandas esenciales incluyen empatía, comunicación efectiva, trabajo en equipo, ética, liderazgo y manejo emocional. Los profesionales deben saber escuchar, transmitir confianza y respetar la diversidad cultural. La adaptabilidad, la toma de decisiones bajo presión y la gestión del tiempo son fundamentales en entornos hospitalarios. También se valora la resiliencia y la vocación de servicio. Estas competencias complementan el conocimiento técnico, fortaleciendo la relación médico-paciente y mejorando los resultados clínicos. Desarrollarlas permite ofrecer atención humanizada, colaborativa y centrada en el bienestar integral de las personas y comunidades atendidas.
