Aunque ambos cumplen funciones de protección, el vigilante suele estar certificado y autorizado por la Superintendencia de Vigilancia para portar armas y prestar servicios en empresas de seguridad privada. El guarda, en cambio, desempeña tareas similares sin arma y normalmente está vinculado directamente a la empresa donde labora. El vigilante tiene formación más extensa en defensa personal, manejo de crisis y primeros auxilios. Ambos deben tener buena presentación, disciplina y conocimientos en atención al cliente. La principal diferencia radica en el nivel de entrenamiento, supervisión legal y el tipo de riesgo que asumen.
